Hace unas semanas cuando iba camino al instituto me llamó la atención ver a un señor delgado con ropa veraniega y entre sus zapatillas negras un perrito.
Era algo que debía retratar, primero por lo poco común, porque la mayoría de combis tiene un sticker que se lee la prohibición de subir con mascotas. Y segundo, por la actitud y tranquilidad que ambos personajes transmitían y miraban el camino cada vez que se abría la puerta del vehículo en busca de pasajeros.
Cuando llegaron a su destino, el señor tomó a su perrito entre sus brazos como si fuese un niño, cruzaron la pista y continuaron su rumbo. Por la zona uno podría intuir que iban al centro antirrábico, espero que no haya sido así porque ese lugar nunca augura buenas cosas...
Ese día después de subir la foto a mis redes sociales me di cuenta que si revivía este blog también podía escribir y mostrar fotos o cosas pintorescas que ocurren cerca a uno, y en eso estoy ahora :-)
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