
Estar cerca al mar siempre es una fuente de tranqulidad, donde se conjugan el ruido que hacen las olas al llegar a la costa, el grito de las gaviotas, piqueros y otras aves marinas, el olor del agua salada y la inmensidad que se presenta delante tuyo.
Siempre ir a la playa tiene su encanto, jugar con la arena, intentar hacer castillos, buscar conchitas o un bronceado perfecto, intentar ver cerca al horizonte quizas algún delfín jugando, lanzar piedras al mar pidiendo un deseo o sólo por ver que tan lejos llega. Para mi la playa es uno de los lugares donde me encanta ir sea en verano o invierno, para tomar sol o para poder pensar, meditar y encontrar paz que hasta hoy siempre la he hallado.
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